Beato Carlos Manuel (3)
Carlos Manuel dedicó todo su tiempo, sus energías y su modesto salario al apostolado litúrgico, sobresalen los boletines de liturgia y cultura cristiana. Presenta temas de la Pascua, la Semana santa, la participación activa, los tiempos litúrgicos, que en su mayoría son escritos de diversos autores.
Para Carlos Manuel la liturgia es la vida de la Iglesia y por ello comienza el Coro “Te Deum laudamus”, dedica a la liturgia cartas, artículos, conferencias, clases, charlas, meditaciones, catequesis, traducciones de textos, retiros, ágapes, actividades culturales, etc. Volcó su corazón hacia la renovación litúrgica de la parroquia de Caguas. Las aspiraciones del Beato para su parroquia, reflejan una mentalidad universal, que comporta también seguir las experiencias de otras partes del mundo. Esto implica una decisión operativa y acertar en el camino a seguir; para ello expresa su total disponibilidad. Le escribió a su nuevo párroco: “P. Jaime, yo estaría dispuesto a cooperar con usted en esta obra de renovación litúrgica en nuestra parroquia, no digo ciento por ciento, sino un millón por ciento.” Para él, en definitiva, resistirse a la renovación litúrgica es obstaculizar la acción divina: “resistirse a esto es hacer resistencia a la Iglesia, es hacer resistencia al mismo Espíritu Santo”. En este campo habla con claridad: “Ya es hora de que despertemos de nuestro letargo y entremos de lleno en esta renovación que el Espíritu Santo suscita en la Iglesia. No nos resistamos por ignorancia o terquedad. Retornemos a la fuente primera e indispensable del verdadero espíritu cristiano. Sintamos con la Iglesia en todo. No es tiempo de andar con paños tibios y buscando sustitutos a lo que no puede ser sustituido sino con detrimento de la vida espiritual de los cristianos y con perjuicio de la Iglesia”.
Él vive el misterio pascual en la liturgia y su vida se configura en el misterio pascual. Para el Beato, la preparación de la vigilia pascual era de todo el año, un compartir el encanto de la pascua, por ello vive con especial intensidad la restauración de la vigilia pascual.
Nuestro Beato configura su vida con el misterio pascual. Desde los 13 o 14 años padeció colitis ulcerosa hasta el final de su vida. En el Beato, Dios desplegó su grandeza en la fragilidad de un hombre que, desde temprana edad, fue llamado a identificarse con el misterio de la cruz de Cristo mediante el dolor, la enfermedad y el sufrimiento heroicamente vividos.
El Beato dona cada momento de su vida, se levanta muy temprano, asiste a la Misa de las 6:00am, luego sale al trabajo, donde prosigue su labor apostólica en los ratos libres: traducir, picar los estarcidos, compaginar las hojas. Cuando regresa, después de ocho horas de labor, prepara las reuniones. Cansado y todo, por las noches da clase a las catequistas o enseña a los del Círculo.
Carlos Manuel maduró día a día en su vocación laical. Dice: “Los Papas han hablado y queremos hacer realidad su doctrina, sus normas y sus deseos, convencidos como estamos que la cristianización del mundo moderno no puede lograrse de otro modo que por una intensa renovación del genuino espíritu cristiano en los individuos y en la sociedad, en la vida privada y en la vida pública, en las instituciones, en la escuela, en el taller, en la calle, y aún en la misma Iglesia”.
En el transcurso de su vida descubre la misión que Dios le pide realizar. Más concretamente, en su estado de vida laical, llega el momento de la decisión definitiva. En realidad toda su vida ya era muestra del camino que Dios quería. Pero, la decisión personal es necesaria. En 1955 confirma su decisión, tiene la certeza que la voluntad divina es la de dedicar toda su vida al Señor. Una vida laical en celibato.
(Tomado de la tesina de licenciatura de Yoni Palomino Bolívar, “Vivimos para esa noche”: Beato Carlos Manuel Rodríguez, Un apóstol contemporáneo de la liturgia.)
Oración para pedir la intercesión del Beato Carlos Manuel Rodríguez
Oh Dios, Padre de Bondad, que inspiraste al Beato Carlos Manuel una devoción ardiente al Misterio Pascual y, movido por la generosidad de tu gracia, lo llevaste a la celebración gozosa de los misterios celebrados en la Liturgia; colmaste, además, a tu siervo de celo apostólico y amor a los necesitados.
Concédenos, por su intercesión, que, celebrando con fe los santos misterios de la Muerte y Resurrección de tu Hijo, vivamos en la vida lo que celebramos en la Liturgia. Concédenos, también, la gracia especial que ahora te pedimos (pedir la gracia que se desea).
Por Jesucristo tu Hijo y Señor nuestro. Amén.
Carlos Manuel dedicó todo su tiempo, sus energías y su modesto salario al apostolado litúrgico, sobresalen los boletines de liturgia y cultura cristiana. Presenta temas de la Pascua, la Semana santa, la participación activa, los tiempos litúrgicos, que en su mayoría son escritos de diversos autores.
Para Carlos Manuel la liturgia es la vida de la Iglesia y por ello comienza el Coro “Te Deum laudamus”, dedica a la liturgia cartas, artículos, conferencias, clases, charlas, meditaciones, catequesis, traducciones de textos, retiros, ágapes, actividades culturales, etc. Volcó su corazón hacia la renovación litúrgica de la parroquia de Caguas. Las aspiraciones del Beato para su parroquia, reflejan una mentalidad universal, que comporta también seguir las experiencias de otras partes del mundo. Esto implica una decisión operativa y acertar en el camino a seguir; para ello expresa su total disponibilidad. Le escribió a su nuevo párroco: “P. Jaime, yo estaría dispuesto a cooperar con usted en esta obra de renovación litúrgica en nuestra parroquia, no digo ciento por ciento, sino un millón por ciento.” Para él, en definitiva, resistirse a la renovación litúrgica es obstaculizar la acción divina: “resistirse a esto es hacer resistencia a la Iglesia, es hacer resistencia al mismo Espíritu Santo”. En este campo habla con claridad: “Ya es hora de que despertemos de nuestro letargo y entremos de lleno en esta renovación que el Espíritu Santo suscita en la Iglesia. No nos resistamos por ignorancia o terquedad. Retornemos a la fuente primera e indispensable del verdadero espíritu cristiano. Sintamos con la Iglesia en todo. No es tiempo de andar con paños tibios y buscando sustitutos a lo que no puede ser sustituido sino con detrimento de la vida espiritual de los cristianos y con perjuicio de la Iglesia”.
Él vive el misterio pascual en la liturgia y su vida se configura en el misterio pascual. Para el Beato, la preparación de la vigilia pascual era de todo el año, un compartir el encanto de la pascua, por ello vive con especial intensidad la restauración de la vigilia pascual.
Nuestro Beato configura su vida con el misterio pascual. Desde los 13 o 14 años padeció colitis ulcerosa hasta el final de su vida. En el Beato, Dios desplegó su grandeza en la fragilidad de un hombre que, desde temprana edad, fue llamado a identificarse con el misterio de la cruz de Cristo mediante el dolor, la enfermedad y el sufrimiento heroicamente vividos.
El Beato dona cada momento de su vida, se levanta muy temprano, asiste a la Misa de las 6:00am, luego sale al trabajo, donde prosigue su labor apostólica en los ratos libres: traducir, picar los estarcidos, compaginar las hojas. Cuando regresa, después de ocho horas de labor, prepara las reuniones. Cansado y todo, por las noches da clase a las catequistas o enseña a los del Círculo.
Carlos Manuel maduró día a día en su vocación laical. Dice: “Los Papas han hablado y queremos hacer realidad su doctrina, sus normas y sus deseos, convencidos como estamos que la cristianización del mundo moderno no puede lograrse de otro modo que por una intensa renovación del genuino espíritu cristiano en los individuos y en la sociedad, en la vida privada y en la vida pública, en las instituciones, en la escuela, en el taller, en la calle, y aún en la misma Iglesia”.
En el transcurso de su vida descubre la misión que Dios le pide realizar. Más concretamente, en su estado de vida laical, llega el momento de la decisión definitiva. En realidad toda su vida ya era muestra del camino que Dios quería. Pero, la decisión personal es necesaria. En 1955 confirma su decisión, tiene la certeza que la voluntad divina es la de dedicar toda su vida al Señor. Una vida laical en celibato.
(Tomado de la tesina de licenciatura de Yoni Palomino Bolívar, “Vivimos para esa noche”: Beato Carlos Manuel Rodríguez, Un apóstol contemporáneo de la liturgia.)
Oración para pedir la intercesión del Beato Carlos Manuel Rodríguez
Oh Dios, Padre de Bondad, que inspiraste al Beato Carlos Manuel una devoción ardiente al Misterio Pascual y, movido por la generosidad de tu gracia, lo llevaste a la celebración gozosa de los misterios celebrados en la Liturgia; colmaste, además, a tu siervo de celo apostólico y amor a los necesitados.
Concédenos, por su intercesión, que, celebrando con fe los santos misterios de la Muerte y Resurrección de tu Hijo, vivamos en la vida lo que celebramos en la Liturgia. Concédenos, también, la gracia especial que ahora te pedimos (pedir la gracia que se desea).
Por Jesucristo tu Hijo y Señor nuestro. Amén.