Lectio Divina
El evangelio de hoy nos presenta la figura de Juan el Bautista. Juan fue un personaje importante, el historiador judío Flavio Josefo le dedica más atención que al mismo Jesucristo. Juan podía haberse quedado en Jerusalén, como sucesor de su padre Zacarías, sacerdote del templo, pero rompe con aquella tradición y se retira al desierto, donde invita a todos a la penitencia y a la conversión. Según Mateo, la predicación de Juan es la más parecida a la de Jesús. Su mensaje inicial resume las mismas palabras que retomará después Jesús: Conviértanse, porque está cerca el Reino de los cielos.
Ir al desierto, lugar teológico de salvación, desprendiéndose de lo superfluo, con la esperanza puesta en la patria que es Jesús: cielos nuevos, tierra nueva. Pasar por el río Jordán, renovando nuestro bautismo en Espíritu y fuego. Arder al calor del Espíritu de Jesús, para ser en Él hijos amados del Padre (Mt 3, 17). Preparar el camino al Señor: ser profeta y evangelizador; ser Evangelio vivo de Jesús, Buena Noticia de esperanza y salvación para tanta gente desesperanzada.
Suscita en nosotros, Señor, el deseo vivo de una verdadera conversión. Hemos recorrido muchos caminos, que no conducen a la vida. Hemos cruzado por muchos lugares, que nos han dejado heridas de pecado en nuestro interior. Queremos pasar por las aguas del Jordán, santificadas por tu presencia, Jesús. Renuévanos, Señor, con tu Espíritu y arderá nuestro corazón en la hoguera de tu amor.
A Jesús, que nos anuncia el Reino del Padre, su amor, su justicia, su salvación, y que derrama abundantemente sobre nosotros el Espíritu de fortaleza, que ahuyenta toda cobardía.
Qué resuene en nuestro interior: Conviértete, porque está cerca el Reino de los cielos.
