Lectio Divina
Jesús invita a todos a seguirle, a ser discípulos suyos, y explica con breves palabras las exigencias de tal opción: renunciar a todo y cargar con la cruz. El seguimiento de Jesús es una opción libre. Así lo dice claramente: Si alguno quiere venir conmigo. El Evangelio es una propuesta, una invitación, no una imposición. Pero es una es propuesta que exige, de quien lo acepta, una respuesta radical, una nueva escala de valores.
Jesús me llama a ser discípulo suyo. Es un favor que Él generosamente me hace y yo le agradezco su llamada. Quiero responder con todo mi ser a esta vocación maravillosa, pues sé que siguiéndole, mi vida tendrá sentido pleno y total. Pero esto requiere que experimente la difícil sabiduría de la cruz; que aprenda de Jesús a llevar la cruz desde la entrega por amor para vivir el proyecto de salvación del Padre.
Gracias, Señor, por tu llamada a seguir a tu Hijo Jesús. Me considero amado por Ti, Padre, porque me elegiste desde tu gran Amor. Pongo a tu disposición esta colaboración mía, pequeña y humilde, a tu gran plan de salvación. Quiero unirme con todo mi ser a la entrega generosa de Jesús para la salvación de los hermanos.
A Jesús, que llevando la cruz de la humanidad, quiere también ayudarme a entender la sabiduría de la cruz. A mí mismo, tan rebelde y renuente en el camino de la cruz y de la resurrección, por el que me conduce Jesús, mi Hermano.
Aceptaré los contratiempos de cada día gozosamente, porque así me uno a la “hora” de Jesús. Repetiré: Te seguiré, Jesús, a dondequiera que vayas.