Beato Carlos Manuel 28
La participación en la liturgia (4)
Por los principios que fundamentan las comunidades eclesiales no católicas, uno de los extremos es la absolutización de la palabra de Dios que se interpreta desde el “yo”. Así lo expresa Romano Guardini en el libro que Carlos Manuel estudió: “El concepto católico del culto o adoración colectivos difiere radicalmente del concepto general del mismo, admitido entre los protestantes, que gravita siempre hacia el individualismo”.
Nuestro Beato es un convencido de la importancia y necesidad de la liturgia en la vida del cristiano, ya que en la liturgia, el cristiano está llamado a orar con y en la Iglesia como decía también Guardini: “El individuo tiene que abandonar el mundo habitual de ideas o sentimientos en que vive, para internarse y hacer propio otro mundo espiritual, infinitamente más abarcador y rico; tiene que romper el mezquino círculo de sus intereses personales, de sus reducidas aspiraciones egoístas, para unirse en espíritu a la gran familia litúrgica y aceptar y sentir como propios sus intereses y sus finalidades”.
Es necesario redescubrir el sentido de la orientación de la oración litúrgica. Por ejemplo, a quién se dirige, cómo y con qué palabras. A este respecto son significativas las palabras de Guardini: “Quienes no tienen experiencia de lo que esta oración colectiva es y significa, sienten con frecuencia la impresión de encontrarse con fórmulas teológicas, doctrinales y estéticas, hasta que logra penetrarse plenamente de la emoción, de la interna vitalidad que la encierran estas fórmulas, aquilatadas, translúcidas y expresivas”. Carlos Manuel afirma en su escrito Liturgia base de la vida que la liturgia tiene un contenido y forma de oración propios de su naturaleza: “En la Santa Misa, los Sacramentos y el Oficio Divino tenemos una forma oficial de palabras usadas y acciones ejecutadas, es decir, un texto”.
Por los principios que fundamentan las comunidades eclesiales no católicas, uno de los extremos es la absolutización de la palabra de Dios que se interpreta desde el “yo”. Así lo expresa Romano Guardini en el libro que Carlos Manuel estudió: “El concepto católico del culto o adoración colectivos difiere radicalmente del concepto general del mismo, admitido entre los protestantes, que gravita siempre hacia el individualismo”.
Nuestro Beato es un convencido de la importancia y necesidad de la liturgia en la vida del cristiano, ya que en la liturgia, el cristiano está llamado a orar con y en la Iglesia como decía también Guardini: “El individuo tiene que abandonar el mundo habitual de ideas o sentimientos en que vive, para internarse y hacer propio otro mundo espiritual, infinitamente más abarcador y rico; tiene que romper el mezquino círculo de sus intereses personales, de sus reducidas aspiraciones egoístas, para unirse en espíritu a la gran familia litúrgica y aceptar y sentir como propios sus intereses y sus finalidades”.
Es necesario redescubrir el sentido de la orientación de la oración litúrgica. Por ejemplo, a quién se dirige, cómo y con qué palabras. A este respecto son significativas las palabras de Guardini: “Quienes no tienen experiencia de lo que esta oración colectiva es y significa, sienten con frecuencia la impresión de encontrarse con fórmulas teológicas, doctrinales y estéticas, hasta que logra penetrarse plenamente de la emoción, de la interna vitalidad que la encierran estas fórmulas, aquilatadas, translúcidas y expresivas”. Carlos Manuel afirma en su escrito Liturgia base de la vida que la liturgia tiene un contenido y forma de oración propios de su naturaleza: “En la Santa Misa, los Sacramentos y el Oficio Divino tenemos una forma oficial de palabras usadas y acciones ejecutadas, es decir, un texto”.