Beato Carlos Manuel 18
Ideas claras sobre lo que significa ser cristiano
Carlos Manuel entendía que la acción divina es fundamental en el ser humano. Se es hijo de Dios por la gracia recibida en el bautismo, que es un verdadero renacimiento como escribía a Manolín:
«Lo que a uno le hace Cristiano no es otra cosa que la filiación divina donada gratuitamente por Dios mediante la Gracia recibida en el Bautismo. Sólo es cristiano el que ha sido injertado en Cristo por la Gracia. Es preciso nacer de nuevo, ser una nueva criatura. Y esto en un sentido real, aunque misterioso, no en un sentido metafórico, poético o psicológico. Es muchísimo más que “reverenciar a Cristo y procurar ajustar sus acciones a la enseñanza moral y a los ejemplos de Nuestro Señor”. “El que no renaciere del agua y del Espíritu Santo no puede entrar en el reino de Dios. Lo que ha nacido de carne, carne es: mas lo que ha nacido del Espíritu, es espíritu” (Jn 3, 5-6)».
Por tanto para ser cristiano no es suficiente seguir el ejemplo de Cristo, se trata de injertarse en Cristo, es una unión ontológica:
«Es muy cierto que un Cristiano tiene que reverenciar a Cristo y ajustar sus acciones a su enseñanza y a sus ejemplos. Pero en el cristiano todo esto surge orgánica y vitalmente de la NUEVA VIDA recibida en el bautismo. Por supuesto, esto no ocurre automática y mecánicamente. Tiene que cooperar con esa Gracia, pero sin la gracia ni siquiera podría cooperar. Como nos dice San Pablo, la Gracia da el querer y el obrar. No quita la libertad, por lo cual podemos rechazarla, y por eso mismo es meritoria nuestra correspondencia a ella. Requiere nuestro esfuerzo, pero a manera de cooperación, y este mismo esfuerzo es sostenido por la Gracia. Toda la imitación y reverencia de Cristo sin la Gracia no nos hace cristianos. Tiene que haber una transformación interior por la Gracia; una transformación y cristificación logradas, no psicológicamente por nuestro esfuerzo, sino ontológicamente por la Gracia, por la acción de Cristo en nosotros. Esto, por supuesto, exige nuestra docilidad, nuestra cooperación y nuestro esfuerzo personal, pero todo esto sin la Gracia de nada valdría».
La vida cristiana, no sería vida cristiana si no se da el lugar correspondiente a la gracia en el cristiano:
«Vida católica no consiste en una mera imitación externa y laboriosa de los ejemplos de Cristo... [El Cristianismo] es la inserción en nosotros de la VIDA de Dios... Ser cristiano es ser otro Cristo, es revestirse de Cristo. Quiere decir que Cristo vive verdadera y realmente en nosotros mediante la Gracia. La doctrina de la Gracia es la misma substancia y meollo de nuestra vida espiritual. Sin esta donación divina no tenemos parte con Cristo».
Un cristiano con las ideas claras, como nuestro beato, hace la diferencia. ¿Cuán claras son para Ud. las verdades de fe; las entiende; las profundiza; las hace vida?
Carlos Manuel entendía que la acción divina es fundamental en el ser humano. Se es hijo de Dios por la gracia recibida en el bautismo, que es un verdadero renacimiento como escribía a Manolín:
«Lo que a uno le hace Cristiano no es otra cosa que la filiación divina donada gratuitamente por Dios mediante la Gracia recibida en el Bautismo. Sólo es cristiano el que ha sido injertado en Cristo por la Gracia. Es preciso nacer de nuevo, ser una nueva criatura. Y esto en un sentido real, aunque misterioso, no en un sentido metafórico, poético o psicológico. Es muchísimo más que “reverenciar a Cristo y procurar ajustar sus acciones a la enseñanza moral y a los ejemplos de Nuestro Señor”. “El que no renaciere del agua y del Espíritu Santo no puede entrar en el reino de Dios. Lo que ha nacido de carne, carne es: mas lo que ha nacido del Espíritu, es espíritu” (Jn 3, 5-6)».
Por tanto para ser cristiano no es suficiente seguir el ejemplo de Cristo, se trata de injertarse en Cristo, es una unión ontológica:
«Es muy cierto que un Cristiano tiene que reverenciar a Cristo y ajustar sus acciones a su enseñanza y a sus ejemplos. Pero en el cristiano todo esto surge orgánica y vitalmente de la NUEVA VIDA recibida en el bautismo. Por supuesto, esto no ocurre automática y mecánicamente. Tiene que cooperar con esa Gracia, pero sin la gracia ni siquiera podría cooperar. Como nos dice San Pablo, la Gracia da el querer y el obrar. No quita la libertad, por lo cual podemos rechazarla, y por eso mismo es meritoria nuestra correspondencia a ella. Requiere nuestro esfuerzo, pero a manera de cooperación, y este mismo esfuerzo es sostenido por la Gracia. Toda la imitación y reverencia de Cristo sin la Gracia no nos hace cristianos. Tiene que haber una transformación interior por la Gracia; una transformación y cristificación logradas, no psicológicamente por nuestro esfuerzo, sino ontológicamente por la Gracia, por la acción de Cristo en nosotros. Esto, por supuesto, exige nuestra docilidad, nuestra cooperación y nuestro esfuerzo personal, pero todo esto sin la Gracia de nada valdría».
La vida cristiana, no sería vida cristiana si no se da el lugar correspondiente a la gracia en el cristiano:
«Vida católica no consiste en una mera imitación externa y laboriosa de los ejemplos de Cristo... [El Cristianismo] es la inserción en nosotros de la VIDA de Dios... Ser cristiano es ser otro Cristo, es revestirse de Cristo. Quiere decir que Cristo vive verdadera y realmente en nosotros mediante la Gracia. La doctrina de la Gracia es la misma substancia y meollo de nuestra vida espiritual. Sin esta donación divina no tenemos parte con Cristo».
Un cristiano con las ideas claras, como nuestro beato, hace la diferencia. ¿Cuán claras son para Ud. las verdades de fe; las entiende; las profundiza; las hace vida?