Beato Carlos Manuel 16
Lecturas y asimilación
En la vida de nuestro beato el estudio es una de las constates. Su dedicación a la profundización y asimilación a través del estudio es fruto de su dinamismo vital. Entra en contacto con los grandes pensadores en filosofía, teología y otros campos del conocimiento. Es un lector asiduo e incansable de las artes, las ciencias, la filosofía, la teología, la liturgia, la sagrada Escritura, la espiritualidad, la historia de la Iglesia y de los santos, literatura inglesa e hispana, las ciencias sociales. Era una enciclopedia ambulante, y en apóstol de lectura formativa según testimoniaba su hermano P. José Rodríguez.
Logró tener una biblioteca personal con gran calidad los libros que evidencian su alto nivel intelectual, su capacidad autoformativa y asimilativa. Aprendió por su cuenta latín, inglés y francés.
Pero esto no lo guardaba para él, sino que regaló y prestó muchos libros.
Carlos Manuel conocía muy bien las encíclicas papales promulgadas durante su vida. Éstas le orientaron en su camino de santidad y vida apostólica. Por supuesto no faltaban los documentos magisteriales sobre la liturgia, la doctrina social de la Iglesia y otros temas diverso y así hasta el Discurso Gaudet Mater Ecclesia, de S. Juan XXIII con ocasión de la solemne apertura del concilio Vaticano II (1962).
(Tomado de la tesina de licenciatura de Yoni Palomino Bolívar, «Vivimos para esa noche”: Beato Carlos Manuel Rodríguez, Un apóstol contemporáneo de la liturgia)
En la vida de nuestro beato el estudio es una de las constates. Su dedicación a la profundización y asimilación a través del estudio es fruto de su dinamismo vital. Entra en contacto con los grandes pensadores en filosofía, teología y otros campos del conocimiento. Es un lector asiduo e incansable de las artes, las ciencias, la filosofía, la teología, la liturgia, la sagrada Escritura, la espiritualidad, la historia de la Iglesia y de los santos, literatura inglesa e hispana, las ciencias sociales. Era una enciclopedia ambulante, y en apóstol de lectura formativa según testimoniaba su hermano P. José Rodríguez.
Logró tener una biblioteca personal con gran calidad los libros que evidencian su alto nivel intelectual, su capacidad autoformativa y asimilativa. Aprendió por su cuenta latín, inglés y francés.
Pero esto no lo guardaba para él, sino que regaló y prestó muchos libros.
Carlos Manuel conocía muy bien las encíclicas papales promulgadas durante su vida. Éstas le orientaron en su camino de santidad y vida apostólica. Por supuesto no faltaban los documentos magisteriales sobre la liturgia, la doctrina social de la Iglesia y otros temas diverso y así hasta el Discurso Gaudet Mater Ecclesia, de S. Juan XXIII con ocasión de la solemne apertura del concilio Vaticano II (1962).
(Tomado de la tesina de licenciatura de Yoni Palomino Bolívar, «Vivimos para esa noche”: Beato Carlos Manuel Rodríguez, Un apóstol contemporáneo de la liturgia)