Navidad en Familia
Una sentencia de San Gregorio Nacianceno, en medio d las controversias soteriológicas y cristológicas del s. IV dice: “quod non est assumptum, non est sanatum” (cf. Ep. 101 ad Cledon.; San Juan Pablo II, Catequesis del 9 de marzo de 1988), o sea lo que no ha sido asumido [por Dios] no ha sido sanado [salvado].
En esta fiesta de la Sagrada Familia podemos pensar que si el Verbo al hacerse carne por nosotros y por nuestra salvación (cf. Credo) asumió una familia, entonces el matrimonio y la familia han sido los primeros beneficiarios de la redención. ¡Qué gran misterio!
Celebrar la Navidad tiene unas implicaciones muy concretas para la familia. Sino podemos celebrar la Navidad sin Cristo, porque es un sinsentido; así también aprovechar este bello tiempo para tener encuentros familiares, pero sin Jesús o, por ejemplo no ir a misa porque estoy con la familia es una contradicción, porque lo primero que quiso tocar el Verbo al hacerse hombre fue la familia. ¡¿Cómo vamos a celebrar la Navidad en familia sin Jesús?¡
Aprovechemos este tiempo para acercarnos a la familia con Jesús y a Jesús con la familia. Dejemos que Jesús, María y José habiten en nuestros hogares, pues Dios quiere redimir la familia y hacer de cada una como un faro del Evangelio que ilumine el mundo.
En esta fiesta de la Sagrada Familia podemos pensar que si el Verbo al hacerse carne por nosotros y por nuestra salvación (cf. Credo) asumió una familia, entonces el matrimonio y la familia han sido los primeros beneficiarios de la redención. ¡Qué gran misterio!
Celebrar la Navidad tiene unas implicaciones muy concretas para la familia. Sino podemos celebrar la Navidad sin Cristo, porque es un sinsentido; así también aprovechar este bello tiempo para tener encuentros familiares, pero sin Jesús o, por ejemplo no ir a misa porque estoy con la familia es una contradicción, porque lo primero que quiso tocar el Verbo al hacerse hombre fue la familia. ¡¿Cómo vamos a celebrar la Navidad en familia sin Jesús?¡
Aprovechemos este tiempo para acercarnos a la familia con Jesús y a Jesús con la familia. Dejemos que Jesús, María y José habiten en nuestros hogares, pues Dios quiere redimir la familia y hacer de cada una como un faro del Evangelio que ilumine el mundo.