A tres meses del huracán María... (2)
Dentro de menos de 24 horas estaremos celebrando Navidad, después de este corto Adviento. Sin duda esta próxima Navidad será distinta, pero cada Navidad debería serlo; no debíamos esperar a un huracán, debacle económica ni una gran crisis para hacer de nuestras celebraciones de fe algo distinto. Por desgracia muchas veces funcionamos así, empujados por crisis, pero no debería ser el modo correcto.
Con todo, algunos viven como en otro mundo, pensando en sí, creyendo que porque ya se normalizó su vida lo demás está bien.
El nacimiento de Jesús es la prueba más fehaciente de que Dios no actúa como nosotros. El Dios que es feliz en sí mismo en su inmensidad e intimidad trinitaria, “salió” de sí al crear el universo y, más aún, cuando vino al mundo para redimirnos. La Navidad nos enseña que el cristiano no puede enajenarse de la realidad, sino entrar en ella como entró el Hijo de Dios, para cambiarla desde dentro no mirando de afuera, alegrándose con los que se alegran y llorando con los que lloran (cf. Rm 12,15). Tampoco es un cambio mágico; Jesús asumió nuestras penas y sufrimientos, no los evitó.
Que esta Navidad nos ayude a asumir nuestra responsabilidad, nuestros deberes eclesiales y sociales. A veces estamos muy pendientes de nuestros derechos. El Hijo de Dios hecho hombre, no vino a exigir derechos, sino a servir (cf. Mc 10,45;Mt 20,28) o sea a ejercer su “deber” de cumplir las profecías y salvar la creación que salió de sus manos junto con el Padre y el Espíritu. Celebremos una Navidad verdaderamente cristiana.
P.Leo
Bendición del nacimiento familiar
Reunida toda la familia, el padre o la madre de la misma dice: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Todos se santiguan y responden: Amén.
El que dirige la celebración puede decir: Alabemos y demos gracias al Señor que tanto amó al mundo que le entregó a su Hijo.
Todos responden: Bendito seas por siempre, Señor.
Luego el que dirige la celebración dispone a los presentes para la bendición con estas palabras u otras semejantes: Durante estos días contemplaremos asiduamente en nuestro hogar este pesebre y meditaremos el gran amor del Hijo de Dios, que ha querido habitar con nosotros. Pidamos, pues, a Dios que el pesebre colocado en nuestro hogar avive en nosotros la fe cristiana y nos ayude a celebrar más intensamente estas fiestas de Navidad.
Lectura
Se puede cantar el Aleluya, y uno de los miembros de la familia lee: Lc 2, 4-7.
Después de la lectura, según las circunstancias, puede cantarse un canto adecuado.
Preces
En este momento en que nos hemos reunido toda la familia para iniciar las fiestas de Navidad, dirijamos nuestra oración a Cristo, Hijo de Dios vivo, que quiso ser también hijo de una familia humana; digámosle: Por tu nacimiento, Señor, protege a esta familia.
• Oh Cristo, por el misterio de tu sumisión a María y a José enséñanos el respeto y la obediencia a quienes dirigen esta familia.
• Tú que amaste y fuiste amado por tus padres, afianza a nuestra familia en el amor y la concordia.
• Tú que estuviste siempre atento a las cosas de tu Padre, haz que en nuestra familia Dios sea honrado.
• Tú que has dado parte de tu gloria a María y a José, admite a nuestros familiares, que en otros años celebraban las fiestas de Navidad con nosotros, en tu familia eterna.
Oración de bendición
Luego el padre o madre, con las manos juntas, dice: Señor Dios, Padre nuestro, que tanto amaste al mundo que nos entregaste a tu Hijo único nacido de María la Virgen, dígnate bendecir este nacimiento y a nuestra familia, para que las imágenes de este Nacimiento nos ayuden a profundizar en la fe tanto a los adultos como a los niños. Te lo pedimos por Jesús, tu Hijo amado, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Todos: Amén.
Todos: Padrenuestro...
Al final, todos los presentes, santiguándose, dicen: En el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Oraciones para encender las velas de la corona de Adviento
(se pondrá la correspondiente a cada domingo)
Oración para encender la cuarta vela de Adviento
Encendemos, Señor, esta cuarta luz, redoblando nuestro deseo de llegar limpios e irreprochables a tu gran Día sin ocaso. Oh Dios, restáuranos; que brille tu rostro y nos salve.
Te necesitamos, Cristo, a ti, Luz Viva y Verdadera, para aclarar e iluminar los caminos que nos conducen a ti. Que te alumbremos, como María, Aurora del Sol naciente, en nuestras palabras y obras.
Para que así sea: ¡Marana tha, ven, Señor, Jesús!
______
Sugerencias para vivir el Adviento
4ta Semana del 24 al 25 de dic
24: AMA – con gestos sencillos y alegría a los que te rodean, el Señor brilla cerca
25: ALÉGRATE, CANTA, COMPARTE LA BUENA NOTICIA – deja que el amor de Dios te ilumine
Con todo, algunos viven como en otro mundo, pensando en sí, creyendo que porque ya se normalizó su vida lo demás está bien.
El nacimiento de Jesús es la prueba más fehaciente de que Dios no actúa como nosotros. El Dios que es feliz en sí mismo en su inmensidad e intimidad trinitaria, “salió” de sí al crear el universo y, más aún, cuando vino al mundo para redimirnos. La Navidad nos enseña que el cristiano no puede enajenarse de la realidad, sino entrar en ella como entró el Hijo de Dios, para cambiarla desde dentro no mirando de afuera, alegrándose con los que se alegran y llorando con los que lloran (cf. Rm 12,15). Tampoco es un cambio mágico; Jesús asumió nuestras penas y sufrimientos, no los evitó.
Que esta Navidad nos ayude a asumir nuestra responsabilidad, nuestros deberes eclesiales y sociales. A veces estamos muy pendientes de nuestros derechos. El Hijo de Dios hecho hombre, no vino a exigir derechos, sino a servir (cf. Mc 10,45;Mt 20,28) o sea a ejercer su “deber” de cumplir las profecías y salvar la creación que salió de sus manos junto con el Padre y el Espíritu. Celebremos una Navidad verdaderamente cristiana.
P.Leo
Bendición del nacimiento familiar
Reunida toda la familia, el padre o la madre de la misma dice: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Todos se santiguan y responden: Amén.
El que dirige la celebración puede decir: Alabemos y demos gracias al Señor que tanto amó al mundo que le entregó a su Hijo.
Todos responden: Bendito seas por siempre, Señor.
Luego el que dirige la celebración dispone a los presentes para la bendición con estas palabras u otras semejantes: Durante estos días contemplaremos asiduamente en nuestro hogar este pesebre y meditaremos el gran amor del Hijo de Dios, que ha querido habitar con nosotros. Pidamos, pues, a Dios que el pesebre colocado en nuestro hogar avive en nosotros la fe cristiana y nos ayude a celebrar más intensamente estas fiestas de Navidad.
Lectura
Se puede cantar el Aleluya, y uno de los miembros de la familia lee: Lc 2, 4-7.
Después de la lectura, según las circunstancias, puede cantarse un canto adecuado.
Preces
En este momento en que nos hemos reunido toda la familia para iniciar las fiestas de Navidad, dirijamos nuestra oración a Cristo, Hijo de Dios vivo, que quiso ser también hijo de una familia humana; digámosle: Por tu nacimiento, Señor, protege a esta familia.
• Oh Cristo, por el misterio de tu sumisión a María y a José enséñanos el respeto y la obediencia a quienes dirigen esta familia.
• Tú que amaste y fuiste amado por tus padres, afianza a nuestra familia en el amor y la concordia.
• Tú que estuviste siempre atento a las cosas de tu Padre, haz que en nuestra familia Dios sea honrado.
• Tú que has dado parte de tu gloria a María y a José, admite a nuestros familiares, que en otros años celebraban las fiestas de Navidad con nosotros, en tu familia eterna.
Oración de bendición
Luego el padre o madre, con las manos juntas, dice: Señor Dios, Padre nuestro, que tanto amaste al mundo que nos entregaste a tu Hijo único nacido de María la Virgen, dígnate bendecir este nacimiento y a nuestra familia, para que las imágenes de este Nacimiento nos ayuden a profundizar en la fe tanto a los adultos como a los niños. Te lo pedimos por Jesús, tu Hijo amado, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Todos: Amén.
Todos: Padrenuestro...
Al final, todos los presentes, santiguándose, dicen: En el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Oraciones para encender las velas de la corona de Adviento
(se pondrá la correspondiente a cada domingo)
Oración para encender la cuarta vela de Adviento
Encendemos, Señor, esta cuarta luz, redoblando nuestro deseo de llegar limpios e irreprochables a tu gran Día sin ocaso. Oh Dios, restáuranos; que brille tu rostro y nos salve.
Te necesitamos, Cristo, a ti, Luz Viva y Verdadera, para aclarar e iluminar los caminos que nos conducen a ti. Que te alumbremos, como María, Aurora del Sol naciente, en nuestras palabras y obras.
Para que así sea: ¡Marana tha, ven, Señor, Jesús!
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Sugerencias para vivir el Adviento
4ta Semana del 24 al 25 de dic
24: AMA – con gestos sencillos y alegría a los que te rodean, el Señor brilla cerca
25: ALÉGRATE, CANTA, COMPARTE LA BUENA NOTICIA – deja que el amor de Dios te ilumine