XVII DOMINGO DURANTE EL AÑO (CICLO B)
28 DE JULIO DE 2024
¡Adelante... con fe! |
El Evangelio de hoy, san Juan 6, 1-15, es uno de estos que hemos escuchado muchas veces y podríamos pensar que no tiene nada nuevo que decirnos. Se trata del relato de la multiplicación de los panes y los peces.
A través de esta lectura podemos entender cómo opera la misericordia de Dios, quedando atrás el egoísmo y la escasez. En otras palabras, el Señor quería demostrarle a sus seguidores que el reino de Dios había llegado. Los que lo seguían, habían comido de aquel pan y seguían a Jesús porque tenían hambre de respuestas, para encontrar el sentido de su propia vida. Necesitaban tener un encuentro personal con Dios. ¿Se parece a nuestra propia historia? Jesús conocía todas las necesidades de aquella gente y los atendía. Les pidió que se sentaran para poder alimentarlos. Les predicó la buena noticia del reino de Dios y los sanó de sus dolencias físicas y emocionales. Jesús también quiere hacerlo contigo hoy. Bien sabemos que la vida no está fácil. Que las preocupaciones, las tensiones y los problemas nos asechan. Nos cuesta sentarnos un rato a orar. Pero Jesús nos pide que descansemos para recibir el alimento que sólo Él nos ofrece. Permite que Jesús sacie tu hambre con su Cuerpo y Sangre, su paz y alegría. Él conoce tus preocupaciones y te acompaña en cada una de tus necesidades. ¡Que bendición! Alguien me preguntó que en qué debía pensar durante la consagración. Le dije que se concentrara en las palabras del Sacerdote y en el gran amor que Jesús tiene por ti. Oremos con el salmo 144: «... cerca está el Señor de los que lo invocan, de los que lo invocan sinceramente.» ¡Adelante con fe! Diácono Richie |
Lectura del segundo libro de los Reyes 4, 42-44
“Comerán y sobrará”
En aquellos días, uno de Baal-Salisá vino a traer al profeta Eliseo el pan de las primicias, veinte panes de cebada y grano reciente en la alforja. Eliseo dijo:
– «Dáselos a la gente, que coman.»
El criado replicó:
– «¿Qué hago yo con esto para cien personas?»
Eliseo insistió:
– «Dáselos a la gente, que coman. Porque así dice el Señor: Comerán y sobrará.»
Entonces el criado se los sirvió, comieron y sobró, como había dicho el Señor.
“Comerán y sobrará”
En aquellos días, uno de Baal-Salisá vino a traer al profeta Eliseo el pan de las primicias, veinte panes de cebada y grano reciente en la alforja. Eliseo dijo:
– «Dáselos a la gente, que coman.»
El criado replicó:
– «¿Qué hago yo con esto para cien personas?»
Eliseo insistió:
– «Dáselos a la gente, que coman. Porque así dice el Señor: Comerán y sobrará.»
Entonces el criado se los sirvió, comieron y sobró, como había dicho el Señor.
Salmo 144, 10-11. 15-16. 17-18
R/. Abres tú la mano, Señor, y nos sacias.
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles; que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas. R/.
Los ojos de todos te están aguardando, tú les das la comida a su tiempo; abres tú la mano, y sacias de favores a todo viviente. R/.
El Señor es justo en todos sus caminos, es bondadoso en todas sus acciones; cerca está el Señor de los que lo invocan, de los que lo invocan sinceramente. R/.
R/. Abres tú la mano, Señor, y nos sacias.
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles; que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas. R/.
Los ojos de todos te están aguardando, tú les das la comida a su tiempo; abres tú la mano, y sacias de favores a todo viviente. R/.
El Señor es justo en todos sus caminos, es bondadoso en todas sus acciones; cerca está el Señor de los que lo invocan, de los que lo invocan sinceramente. R/.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 4, 1-6
“Un solo cuerpo, un Señor, una fe, un bautismo”
Hermanos:
Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados.
Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo.
“Un solo cuerpo, un Señor, una fe, un bautismo”
Hermanos:
Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados.
Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo.
Un gran Profeta ha surgido entre nosotros.
Dios ha visitado a su pueblo.
+ Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 1-15
“Repartió a los que estaban sentados todo lo que quisieron”
En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos.
Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.
Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe:
– «¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?»
Lo decía para tantearlo, pues bien sabia él lo que iba a hacer.
Felipe le contestó:
– «Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo.»
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice:
– «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso para tantos?»
Jesús dijo:
– «Decid a la gente que se siente en el suelo.»
Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; sólo los hombres eran unos cinco mil.
Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado.
Cuando se saciaron, dice a sus discípulos:
– «Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie.»
Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a los que habían comido.
La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía:
– «Éste sí que es el Profeta que tenía que venir al mundo.»
Jesús entonces, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.
Dios ha visitado a su pueblo.
+ Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 1-15
“Repartió a los que estaban sentados todo lo que quisieron”
En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos.
Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.
Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe:
– «¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?»
Lo decía para tantearlo, pues bien sabia él lo que iba a hacer.
Felipe le contestó:
– «Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo.»
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice:
– «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso para tantos?»
Jesús dijo:
– «Decid a la gente que se siente en el suelo.»
Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; sólo los hombres eran unos cinco mil.
Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado.
Cuando se saciaron, dice a sus discípulos:
– «Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie.»
Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a los que habían comido.
La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía:
– «Éste sí que es el Profeta que tenía que venir al mundo.»
Jesús entonces, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.